2. ALUMNO CON TRASTORNO GRAVE DE CONDUCTA

 

Clasificación

A la hora de hacer una clasificación de los diferentes Trastornos Graves de Conducta, nos encontramos con serias dificultades para llevarla a cabo, dado el elevado número de síntomas  que aparecen, por tanto nos encontramos con varias clasificaciones.

En el contexto educativo distinguimos tres bloques:

  1. 2.1 Trastornos por déficit de Atención y Comportamiento Perturbador, considerados como tal por la clasificación internacional de Trastornos mentales DSM-IV-TR:

                 2.1.1 Trastorno Negativista Desafiante.
                 2.1.2 Trastorno Disocial.  
                 2.1.3 Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.

 

  1. 2.2 Alteraciones conductuales secundarias a otros trastornos mentales.
  1. 2.3 Patrones conductuales que pueden confundirse con los Trastornos Graves de Conducta.

2.1 Trastornos por déficit de Atención y Comportamiento Perturbador

Los Trastornos de Conducta más frecuentes, según la APA (Asociación Americana de Psiquiatría), son los “Trastornos de Inicio en la infancia, la Niñez o la Adolescencia”.

2.1.1 Trastorno Negativista Desafiante

Se caracteriza por comportamientos no cooperativos, desafiantes, negativos, irritables y enojados hacia los adultos, y en general, a todas las personas que tengan un rasgo de autoridad sobre él.

La mayoría de los síntomas observados en niños o niñas y adolescentes que padecen el Trastorno Negativista Desafiante pueden quedar resumidos de la siguiente manera:

  • Se impacienta rápidamente y recurre a las pataletas para mostrar su enfado.
  • Con frecuencia, desafía activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus obligaciones.
  • A menudo, molesta intencionadamente a otras personas.
  • Acusa a otros de sus errores o mal comportamiento.
  • Es susceptible, rencoroso o vengativo, colérico y resentido.

En ocasiones, los niños o niñas pueden presentar unos síntomas parecidos a los que caracterizan este Trastorno, pero que son pasajeros y propios de la edad.

 

2.1.2 Trastorno Disocial.

Se caracteriza por “un patrón de comportamiento persistente y repetitivo en el que se violan los derechos básicos de los otros o importantes normas sociales adecuadas a la edad del sujeto”, es decir, el niño, niña o adolescente participa conscientemente en actos que involucran un conflicto con la normativa social.

Estas manifestaciones suelen ir unidas a una serie de situaciones familiares, sociales, escolares que influyen tanto en su origen como en su mantenimiento.

Los comportamientos que se manifiestan en el Trastorno Disocial, pueden ser:

  • Agresiones a otras personas.
  • Dañar la propiedad de otros.
  • Fraudulencia o robo.
  • Violaciones graves de normas.

 

2.1.3 Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.

“El TDAH es una condición o patrón de comportamiento inadaptado, de base neurobiológica, iniciado generalmente en la infancia, cuyos síntomas básicos son de carácter cognitivo-conductual: falta de atención, hiperactividad e impulsividad”.

DÉFICIT DE ATENCIÓN

Caracterizado por:

  • Parecen no escuchar.
  • Dificultades para organizar, planificar, completar y/o ejecutar las tareas.
  • Dificultades para mantener la atención en tareas.
  • Suelen evitar las tareas que implican un esfuerzo mental sostenido.
  • Se distraen fácilmente por estímulos irrelevantes.
  • No prestan atención suficiente a los detalles.
  • No siguen instrucciones y no finalizan las tareas o encargos.

Sí pueden poseer atención automática en actividades de su interés.

HIPERACTIVIDAD

  • Siempre están en movimiento.
  • Mueven constantemente manos y pies.
  • Corren o saltan en situaciones inapropiadas.
  • Presentan dificultades para dedicarse tranquilamente a las diferentes actividades.
  •  Hablan en exceso.

                A modo de aclaración, la hiperactividad se reconoce cuando la actividad no presenta finalidad alguna.

IMPULSIVIDAD

  • Responden de forma precipitada antes de que las preguntas se hayan formulado completamente.
  • Dificultades para guardar turno.
  • Interrumpen a otros y a otras.

 

                Así pues, el niño con Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, debe haber manifestado varios de los síntomas nombrados previamente antes de los 7 años, en dos o más ambientes (escolar, familiar, social…), y deben existir pruebas claras de un deterioro significativo de la actividad escolar y social.

                Para otorgar una visión más positiva de este Trastorno al profesorado, señalamos que el alumno o alumna con TDAH suele presentar:

  • Mucha energía.
  • Una elevada creatividad.
  • Un cociente intelectual normal o elevado.
  • Una alta capacidad para poder hacer más cosas que el resto de compañeros y compañeras.
  • Puede trabajar con buen ritmo si se le sabe estimular adecuadamente.

2.2 Alteraciones conductuales secundarias a otros trastornos mentales

                En otras ocasiones, los problemas de conducta se presentan asociados a una patología psiquiátrica, jerárquicamente superior. En estos casos no podemos hablar de un Trastorno del Comportamiento como entidad independiente del trastorno primario. Por ejemplo, la agresividad desplegada por un enfermo o enferma psicótico, en general se considera parte de la psicosis o asociada a ella, no un trastorno de conducta independiente.

2.3 Patrones conductuales que pueden confundirse con los Trastornos Graves de Conducta

                En el contexto escolar, a menudo encontramos una serie de comportamientos negativos que, en principio, no están asociados a ningún trastorno, pero que por su frecuencia o intensidad repercuten negativamente tanto en el propio sujeto que las realiza como en el contexto donde se desarrollan:

  • Conductas disruptivas.
  • Conductas agresivas.
  • Conductas de inhibición social.
  • Aislamiento.
  • Déficit en habilidades sociales básicas.
  • Conductas de acoso / maltrato.
  • Dificultades de aprendizaje. En ocasiones las dificultades de aprendizaje que no tienen una respuesta educativa adecuada, pueden desencadenar alteraciones comportamentales y emocionales, caracterizadas por su especificidad situacional.

                Especial mención por su frecuencia e importancia en el medio escolar merece el fenómeno del Acoso Escolar o Bullying, que puede definirse como “un acto o una serie de actos intimidatorios y, normalmente, agresivos o de manipulación por parte de una persona o de varias contra otra persona durante un cierto tiempo. Es ofensivo y se basa en un desequilibrio de poderes” (Sullivan, 2005).

                El Acoso Escolar contiene una serie de elementos:

  • La persona que acosa tiene más poder que la persona victimizada.
  • La intimidación suele ser organizada, sistemática y oculta.
  • La intimidación puede ser oportunista, pero una vez que empieza, suele, normalmente, continuar.
  • Normalmente, se produce a lo largo de un periodo, aunque los que intimidan de manera regular, también, pueden protagonizar incidentes aislados.
  • Una víctima del acoso escolar puede sufrir daños físicos, emocionales o psicológicos.
  • Todos los actos de intimidación tienen una dimensión, ya sea emocional o psicológica.

                Cuando se habla de acoso escolar o Bullying, éste se refiere a la violencia prolongada y repetida, tanto mental como física, llevada a cabo, bien por una persona, o por un grupo, dirigida contra un individuo que no es capaz de defenderse ante dicha situación, convirtiéndose éste o ésta en víctima.

 

A continuación dos enlaces a artículos de la asociación Alanda donde analiza casos concretos y aporta datos interestasnte. Seguidamente algunas asociaciones de las diferentes clasificaciones de la enfermedad. 

https://www.asociacionalanda.org/web/index.php?option=com_content&task=view&id=123&Itemid=98

 www.asociacionalanda.org/web/index.php?option=com_content&task=view&id=122&Itemid=80